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Juan Sainz de los Terreros

Querer que nos digan lo que queremos oir

En ocasiones queremos que nos digan lo que queremos oír para actuar. Yo como operador de mercado, tenía varias conversaciones que me hicieron ver lo que acabo de mencionar. Una conversación tipo (sin alargarla mucho) que tuve yo, como muchos otros operadores de mercado (por no decir todos) es:

Operador: Buenos días

Cliente: Buenos días, cómo están cotizando las acciones de la empresa X?

Operador: Están a 16,50 por 16,55 (son las posiciones de la mejor demanda y la mejor oferta, es decir el primer número será el precio de los que más caro compran, los cuales lo hacen a 16,50 euros, y la segunda cifra es el precio de los que mejor venden, es decir los que más barato venden). El último precio cruzado ha sido 16,55.

Cliente: Estaba pensando en comprar porque creo que esto va a subir más. ¿Usted que cree?

Operador: Yo creo que esta acción va a bajar en los próximos meses (razones siempre hay para cualquier dirección). En principio yo no compraría.

Cliente: Pero también puede subir, ¿no lo cree?.

Operador: Claro que puede subir, pero si me pregunta mi opinión, para mí existen más razones y probabilidades de caer que de subir.

Cliente: Pero puede que cambien las cosas y subir las acciones de la compañía.

Operador: Pues tiene razón, las cosas pueden cambiar y hacerme ver que estas acciones pueden subir.

Cliente: Entonces pueden subir ¿no?

Operador: Claro que pueden subir.

Cliente: Pues mire, compro 1.000 acciones de la empresa X al mercado para la cuenta ZZZ472

Operador: Muy bien, le compro entonces 1.000 acciones de la empresa X al mercado para la cuenta ZZZ472

Cliente: Sí, por favor.

Operador: Compradas 1.000 acciones de la empresa X 16,55 euros en la cuenta ZZZ472

Cliente: Muy bien, muchas gracias.

Operador: De nada, buenos días.

Cliente: Buenos días.

La conversación es un poco surrealista. Con esta conversación lo que quiero decir es que el cliente llamó con el pensamiento de comprar acciones de la empresa X y lo que quería oír es que dichas acciones podían subir y así si compraba, la operación le saldría bien. Lo que piensa el operador es que esas acciones van a bajar y se lo dice al cliente. También tiene claro que pueden quedarse igual o subir, parece obvio y lo es, un valor o un índice puede subir, bajar o quedarse igual. El cliente le insiste al operador que la empresa X podría subir, a lo que el operador a pesar de no creerlo acaba por decirle que claro que puede subir (ya que no tiene una bolita de cristal que le diga lo que va a hacer dicha empresa). Finalmente el cliente le da la orden al operador.

El cliente quería oír que esas acciones podían subir y lo ha conseguido. Aquí no enjuicio el resultado final de la operación, que puede ser favorable para el cliente o por el contrario desfavorable. Lo que enjuicio es que actuar buscando la excusa de que he oído lo que quería oír para actuar no creo que sea muy acertado.

En ocasiones nos dejaremos influenciar o no, pero si pides la opinión a alguien (operador, analista, …), no creo que sea bueno que al que te la da le hagas cambiar de opinión porque sí, o como en este caso, le hagas decir algo que no piensa pero que se lo quieres oír decir. El operador en este caso te dice lo que cree, tú le escuchas y le sigues su consejo o no, dependerá de si te convencen sus razones, si te da seguridad o por lo que sea, pero tu decidirás lo que quieras. Pedirle opinión no quiere decir que hagas lo que te dice. Todos sabemos, y más en Bolsa, que una opinión es sólo eso. Parece claro que no hay que hacer lo que dice el operador, con lo que no busquemos que nos diga que un índice o una acción va hacer lo que queremos que haga, porque, la verdad, es una tontería. El operador, más que nadie, sabe que se puede equivocar y que un índice o un valor puede subir aunque crea que va a bajar. El cliente-inversor es quien tiene que tomar la decisión final, y además el inversor tiene que saber que la responsabilidad de sus operaciones son suyas. Además, en ocasiones, un operador no querrá que le pidan consejos, porque también sabe que como suceda lo contrario a lo que ha dicho, le puede llegar el cliente y decirle “es que como me dijiste que la acción iba subir, te hice caso y mira cómo me ha salido la operación”. La opinión de un operador o analista debe quedarse en eso. La decisión de seguirle el consejo o no es del inversor, por lo que la responsabilidad de lo que haga él debe recaer, en la mayor parte de las ocasiones, en él mismo.